El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior. Sirve de sostén de los órganos pélvicos (vejiga y uretra, útero y vagina, próstata en el hombre; y recto).
La estructura está conformada por 3 planos musculares (superficial, medio y profundo), dispuestos en distintas direcciones, con el fin de asegurar una buena sujeción en el punto más inferior de nuestro tronco. Los huesos que lo conforman son el sacro – coxis, ilíaco, isquion y pubis. Desde ellos y hasta ellos llegan los músculos y ligamentos que sirven de sostén para las vísceras.
Cuando los músculos del suelo pélvico se debilitan (por partos, práctica de ejercicio físico intenso y continuado, descenso de parte de la masa visceral abdominal, menopausia…), podemos encontrar problemas de prolapsos (descenso de las vísceras pélvicas hasta que parte de ellas se deja ver en la vagina), incontinencia urinaria, incontinencia fecal, disfunción sexual.
En el caso del hombre, su suelo pélvico tiene una forma algo más cerrada, pero también sufre en ocasiones problemas, especialmente incontinencias urinarias y fecales, mucho más acusadas cuando existe una cirugía prostática.
Es por ello que debemos cuidar nuestro suelo pélvico concienzudamente, porque, el hecho de ser seres bípedos (andamos sobre 2 piernas) hace que las tensiones de todo nuestro abdomen, con el peso que sus vísceras suponen, nos predispone a que, poco a poco, año tras año, este grupo de músculos, tendones y fascias acabe sufriendo una hipotonía que conlleve a las consecuencias antes citadas.
Normalmente, los problemas de suelo pélvico que están en sus primeras fases, tienen muy buenos resultados con tratamiento fisioterápico. ¡Lo importante es que no los dejes! El hecho de no prestarle atención no implica que desaparezca.
M. Mar García Gallego. Fisioterapeuta. Osteópata C.O.